En ocasiones, cuando un dirigente político emite una opinión -sobre todo si se trata de un peso pesado-, en realidad está tanteando el terreno para ver cómo cae su idea entre la dirigencia, y/o en la sociedad. Si su parecer cosecha un número interesante de adhesiones, muy probablemente se convertirá en un proyecto formal en el corto o mediano plazo. Por el contrario, si acumula críticas, la iniciativa morirá nonata, y nada habrá pasado.
Días atrás, el vicegobernador, Miguel Acevedo, reflotó una idea que sobrevuela la clase política desde hace años: que los legisladores resulten electos no por secciones electorales como ocurre hoy, sino por departamentos.
La puesta en práctica de esto implica, necesariamente, reformar la Constitución provincial, porque el inciso 9 del artículo 43 de esta determina cómo se dará la elección de legisladores: “La Provincia se dividirá en tres secciones (...): a) Sección Electoral I que comprenderá al departamento Capital; b) Sección Electoral II que abarcará los departamentos de Trancas, Burruyacú, Cruz Alta, Leales, Simoca y Graneros; c) Sección Electoral III, los departamentos de Tafí Viejo, Yerba Buena, Tafí del Valle, Lules, Famaillá, Monteros, Chicligasta, Río Chico, Alberdi y La Cocha”.
Pero esta traba no resulta insalvable: el gobernador, Osvaldo Jaldo, afirmó en una entrevista que dio al periodista Federico van Mameren que no había por qué tenerle miedo a una eventual reforma de la Constitución.
“Hay prioridades antes que cambiar la Constitución; temas de mayor interés para la comunidad”, puntualizó el ministro de Gobierno -legislador por la sección Oeste, en uso de licencia-, Regino Amado. No obstante, se permitió opinar sobre aquel eventual cambio en la conformación de la Legislatura. “Creo que es conveniente para la gente. El legislador tendría todo su tiempo y energía puestos sobre un departamento, o dos, o los que eventualmente se disponga, porque puede suceder como antes, que se unificaban algunos departamentos cercanos”, dijo Amado.
Destacó que, eventualmente, el legislador podría articular mejor el trabajo con los intendentes y con los comisionados rurales del departamento por el cual resultase electo. “A veces la distancia impide que tengas mayor contacto con municipios o con comunas. Dedicar más tiempo a un sector más pequeño haría que el trabajo conjunto rinda más”, añadió. Subrayó que las secciones Este y Oeste abarcan territorios muy extensos, y esto ocasiona inconvenientes. “Por un lado, está la economía en lo electoral: no es lo mismo caminar todo el oeste que un departamento. Por otro lado, tampoco es igual estar a disposición de todos los habitantes de una sección que focalizar la atención en los ciudadanos de un departamento”, remarcó.
La idea de legisladores departamentales también fue vista con buenos ojos por parlamentarios de la oposición. “Si bien habría que analizar la propuesta, en principio me parece acertado un eventual cambio para que los legisladores sean representantes departamentales y no por sección”, dijo Manuel Courel, de la Unión Cívica Radical (UCR).
El ex jefe de Gabinete de la Municipalidad de Yerba Buena precisó, sin embargo, que aquel cambio debe ir de la mano de un cambio mayor. “Debe darse una reforma electoral que suprima o limite al máximo los acoples, porque la actual falta de representación de un legislador se debe al sistema electoral. Se forman partidos solo con fines electorales, para llegar a una banca, y no necesariamente para representar los intereses de los electores. Una maquinaria que se activa solo en épocas de elecciones, y gastan cuantiosas sumas de dinero”, acusó Courel.
En ese sentido, consideró que el problema no pasa únicamente por una cuestión geográfica. “La falta de representación de los legisladores no solo es territorial; se origina en el sistema con el cual fueron elegidos, que permite que con 10.000 o con 15.000 votos se pueda acceder a una banca, mientras que muchas otras decenas de miles de ciudadanos quedan sin representación”, dijo.
Caudillismo
José Cano (UCR) recordó que hace varios años la Provincia dejó atrás la organización bicameral de su Legislatura en la que convivían diputados y senadores; unos, en representación del pueblo; otros, de los departamentos. “La elección de legisladores por departamentos, bajo el régimen de acoples, vendrá a consagrar una suerte de caudillismo comarcano y una hegemonía del signo político a cargo de las gestiones municipales de mayor importancia de cada departamento, y conducirá a una conculcación del principio de igualdad de participación electoral de las fuerzas políticas”, manifestó el dos veces ex candidato a gobernador.
En ese sentido, al igual que su correligionario Courel, condicionó la posibilidad de que los legisladores resulten electos por departamentos a la modificación del régimen electoral. “Esto, mediante una reglamentación restrictiva de la utilización de acoples, y que se garantice la representación de las minorías, tomando a modo de ejemplo el sistema de elección de senadores nacionales”, afirmó.
Desde otro sector de la oposición, el legislador Rodolfo Ocaranza (Partido por la Justicia Social) avaló la idea de un eventual cambio en la elección de miembros de la Cámara, aunque también consideró que no se trata de una prioridad. “Se debe replantear la representación geográfica y demográfica de Tucumán, habida cuenta de los cambios que se dieron en la provincia y de que las secciones electorales son extensiones demasiado grandes; varios departamentos quedan subrepresentados, y algunos, sin ninguna representación. Esto tiene que ser revisado”, afirmó.
Y también advirtió: “No debe ser excusa para prorrogar (mandatos) o pensar en más reelecciones o en aumentar el número de representantes. Con 49 se puede distribuir de manera equitativa la representación demográfica aquellos departamentos con mayor población, y los más alejados o de menor envergadura”.